sábado, 1 de enero de 2011

Anhelo de muerte




Entre cuatro muros extiende su hogar,
no habitan más que fantasmas de soledad,
que con su llanto aparecen para jugar,
bailando entre lágrimas de oscura maldad.

Se clava en su pecho cada sentimiento,
como dardos de frío hielo en su débil pecho,
clama dejar de sufrir al mismo firmamento,
con su ya perdido y pobre corazón maltrecho.

El sol lo descongela a través de la ventana,
lentamente con cuidado se acerca, lo acaricia,
siente como entra el calor de la mañana,
lo recoge y custodia con gran avaricia.

Por cada poro de su piel emana venganza,
más no tiene posible rival, sólo existe ella,
ni odio, rencor, sentimiento, espada o lanza,
nada puede contra la dama oscura más bella.

Le espera su más dura y anhelada lucha,
imposible vencer, más tienta a su suerte,
da lo mismo, a nada ni a nadie ya escucha,
un filo que cae, llega su anhelada muerte.




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