
En el fragor de la batalla me encuentro inmerso,
espadas en alto siegan vidas con mis lentos pasos,
he aquí escrita mi inútil y apagada vida en verso,
pues sé que sin tu cariño no veré más ocasos.
hoy sobrevivo al filo de sus espadas,
llegan tus cartas, mi corazón estalla,
leo, cae la noche, intento seguir a ciegas.
Suena la corneta, nos atacan y rezo por verte,
empuño mi espada, cabalgo, allí me espera,
me alcanzan, aquí está ahora mi triste suerte,
más sé que no soltaré nunca mi humilde bandera.
Si mi muerte quieren tal vez la obtengan,
pero mi corazón para siempre tuyo será,
si tú lo tienes que diez mil hombres vengan,
dará igual, contigo eternamente amanecerá.

Pero si me hallo en las garras de la muerte,
le suplicaré poder otra vez volver a verte,
pues amarte sólo sabe hasta mi cuerpo inerte,
y gracias a ti sé que ella habrá de cambiar mi suerte.